Manuel Torres – Autor

Autodidacta, de intenso y fructífero trabajo como pintor, se dedicó a la enseñanza en las escuelas públicas. Su primer destino lo tenía en una parroquia en Vigo, allí tomó contacto con un excelente pintor e intelectual inquieto como lo era Carlos Maside. Publica dibujos animados  influenciados por las formas de Castelao en la prensa de Vigo durante los años veinte en la República. En 1927 fue miembro del Consejo es Pontevedra, fue en busca de ayuda en el año 1926 y había sido rechazado al siguiente para estudiar en Madrid. En 1931 viajó a París con una beca, que recibe la ayuda de nuevo en el siguiente. Visita los museos constantemente, con el deseo inagotable de aprender. Participa en la Exposición de Arte Gallego de Madrid en 1928. En Madrid colabora en la prensa y envía el trabajo de manera nacional a Bellas Artes desde 1932 con una imagen que elogia el crítico Manuel abril. Celebra exposiciones individuales en ciudades de Galicia. Ensaya diferentes modos de expresión, que van desde el petróleo hasta la acuarela, que se convierte en un maestro consumado, a través de la otras técnicas de grabado de lino y oleo. Incluso talla figuras en madera, siempre en busca de un popular estilo del mar o de los gallegos al campo. Durante la guerra civil encerrado en su ciudad natal de Marin continúa pintando incansablemente. Vuelve a las exposiciones después de la contienda bélica y retorna a las ciudades gallegas con gran éxito. En 1982 en una antología, se dedica a la Bienal de Pontevedra, que se repitió en 1990. También Caixa vigo hizo una memorable exposición de Marinense dentro de su serie de grandes artistas Gallegos en 1987. En 1992, el Condado de Marin le entrego el título de hijo predilecto y se procede a la inauguración de un museo monográfico en honor al artista, la obra de la que está presente en todas las galerías de Galicia, en instituciones más oficiales y colecciones privadas. Torres es un dedicado y folclorista racial neobarroco. Él fue fiel al tema del golf y el mar de Galicia, aunque de vez en cuando hecho una pintura al estilo francés, el modernismo decadente, llena de color, síntesis conceptual, fue muy bonito. Su empresa de diseño nos ha permitido ejemplos de gran fuerza expresiva, con figuras de anatomías redondas y simplificadas en la hermosa sanguínea y en lugar de modo cultivada. No tiene aceite en igual forma de energía en sus obras, con un material grueso y sin recargo. Un mundo irónico, a veces onírico, llena su arte a caballo entre los modos Fauves postimpresionismo y su cromatismo es casi agresivo, de alto contraste de rojos, púrpuras, azules, marrones y negros. Una narrativa sentida en muralista y además preside su pintura en ascendencia popular, las cifras de los cuales dan ternura y en pocas veces se muestra la ironía. De vez en cuando se acerca modos cubistas, cercana a la de Braque o Picasso y Juan Gris.