La trayectoria de este pintor es relativamente amplia, desde que comenzó a exponer sus obras desde muy joven, en 1968, en Santiago de Compostela. Durante un período de cinco años de espera para su segundo show, en 1976, en Vigo, y así fue espaciando sus apariciones en otras ciudades de Galicia.
Colectivamente apareció en obras en Laval, Francia, en 1997, y luego tomaron sus pinturas a Alemania, Cuba, Italia y Austria.
Antón Sobral cultiva una pintura absolutamente conceptual, de profunda reflexión y exquisita factura. Su paisajismo en donde no se hallan referencias, es un ejercicio de abstracción que elimina cualquier añadidura minuciosa. En cambio, son gradaciones de color, tonos intensos hasta el blanco a casi absolutos, planteados en vista horizontal que permiten al espectador imaginar un mar sin límites y un horizonte muy lejano, un puramente intelectual.
La materia es delgada, tendida, empleada con absoluta limpieza, con veladuras y transparencias más virtuales que reales. Hay mucho misticismo en sus pinturasque son sobrias y muy emotivas, inquietantes, y en su resultado se adivina un proceso de creación muy razonado.
La Serenidad, el reposo, y la frescura del azul en las imágenes caracterizan las obras de Sobral.