Anticuario del Puerto
Al hacer un análisis detallado de la obra de Lugrís se aprecia un laberinto de sensaciones, la obra recrea una antigua subasta de un marinero. Numerosos objetos se relacionan una forma barroca durante toda la estancia, como un gabinete de curiosidades. Al igual que en la mayoría de los marcos de Lugrís, el hombre no está presente y esto provoca una mayor carga emocional, lo que aumenta la meticulosidad con la que se describen las texturas de los objetos.
Es una composición en donde predomina el diseño horizontal. La ventana que se encuentra en la obra, presenta la vista de un puerto con la actividad de los barcos de vela y lo que parece una iglesia. El artista demuestra una gran maestría en el dibujo y en la aplicación del color y el fruto del conocimiento alcanzado por el artista como escenógrafo.
Desde el balcón
Desde el balcón reúne a dos de los temas con más ondulación de Lugrís: el vidrio y el mar. En primer lugar se presenta un jarrón con una rosa y una botella de vidrio con un barco de vela en su interior. Ambos son el resultado de ensueños, ya que están hechas de una manera irreal, en el caso de la embarcación, aparece atravesando el mar dentro de la botella.
En la obra se muestra una mujer que llevaba un vestido de color rosa pomposo, que sostiene en su mano derecha un catalejo. A su derecha, se encuentra un pueblo de pescadores, dibujado en una manera muy lineal, donde un barco de vela navega aguas. Una cortina de color vinotinto es responsable de separar el espacio desde el exterior, que ofrece una vista panorámica, esta cortina hace de interfaz entre lo dramático y el mundo de sueños.
La paleta de colores es muy amplia pero el artista se concentró en tonos azules, en una amplia gamay los tonos de color de rosa.
Desde el balcón es una obra rica en referencias en la historia del arte. En ella se deja ver la admiración de Lugrís por los pintores metafísicos, y especialmente de Giorgio de Chirico, que es evidente en la representación de las arquitecturas llenas de figuras geométricas y equipadas con un aura de misterio, junto con algo de carácter clásico.
El puerto de Vigo
Esta obra se trata de Vigo, su puerto y su estuario, que pasan a través del filtro de la pintura Lugrís. En él se reproduce una emblemática pesca presidida por dos grandes veleros flotando en el río. Una gran parte de la Fortaleza es icono de la ciudad, que apenas está representada, centrando su atención en la imagen de los barcos de vela y el mar, la atención se centra en el detalle y el trazado de las líneas finas del dibujo.
La composición, con tendencia a horizontal, interrumpido solamente por la presencia de la pantalla, que indica el eje vertical de la obra, y su presencia se equilibra con los mástiles de los barcos de vela. Tanto el diseño y la aplicación del color son muy completos. La presencia del escudo y la desaparición de la pequeña localidad de Vigo crean una imagen que recuerda una leyenda pasado.
Puerto de La Coruña
Al igual que el Puerto de Vigo, esta obra es una representación alegórica a los paisajes de la ciudad, que aparece gobernada por la heráldica al mejor estilo barroco. El escudo de la ciudad se encuentra presidiendo al cuadro en la parte superior y al centro de la composición, también se puede apreciar a eje principal el emblema de la ciudad: la Torre de Hércules.
El faro, construido como el tema central de la composición, que rige la vista de la ciudad y sirve de guía y salvador de barcos de vela que regresan a puerto seguro durante la tormenta.
Su importancia se destaca no solo por su ubicación significativa, sino también por la luz y el color. Como es habitual en estos retratos de ciudades, Lugrís selecciona algunos edificios representativos, en este caso no sólo la torre, sino también el castillo de San Antón, que vigila y salvaguarda el puerto de La Coruña.
Sin embargo, lo más característico de la obra es que es una invención del artista, que crea una ciudad imposible vedutt de La Coruña. La presencia de un edificio con almenas en primer término, expone un cuadro nada común de la tierra. Lo que indica que la inclusión de este tema, responde a una fórmula artística, más que la representación de un lugar real.
La elección de un paisaje tormentoso que se esconde y pone en peligro la integridad del hogar, pone en manifiesto un romántico mundo sublime, mientras que este tipo de agua, donde el mar parece tragarse naves, envía a la imaginación la tradición Inglesa de temas marineros, también mucho más cultivada en siglo XIX.
Fuegos de San Telmo
En esta obra el artista reinterpreta una de las leyendas de viejos marineros, los fuegos de San Telmo, según el cual la punta de los árboles y mástilesardían como antorchas durante la noche. Este fenómeno ha sido objeto de terror para los navegantes, pero hoy en día se ha explicado científicamente como de forma eléctrica se forman meteoritos cuando la atmósfera está cargada de electricidad.
San Telmo es el guardián de los marineros, que fueron testigos de tragedias marítimas y que bendice a los ahogados. Cuando Lugrís visita Vigo, visitóBouzas, un pequeño pueblo de pescadores, que tiene una iglesia en la que guardaba una imagen de San Telmo nueva, lo que se presume una posible fuente de inspiración para el artista.
La particularidad de esta obra son los fuegos artificiales que lleva la nave a los extremos de las ramas de un árbol grande que protege, en el interior del yate, creando una imagen alusiva a la leyenda. Urbano Lugrís comparte los mundos poéticos de sus contemporáneos Maruja Mallo, Francisco Miguel Fernández Mazas o Candide que usaron un método que cuenta una historia contra el aislamiento del régimen de Franco: la retórica visual, los recursos tomados de carteles (tinturas planas), las referencias a antiguos grabados y un uso práctico de tardo vangardistas (cubismo).
El carácter de esta obra tiende al romanticismo, dando lugar a la proliferación de las escenas nocturnas con un importante rol dedicado a la noche. La representación se compone de los profundos contrastes de luz y oscuridad. Su pintura, de teatro y marcadamente en compromiso con su trabajo como escenógrafo en el momento de las Misiones Pedagógicas, se asemeja a una tramoya.
Esquematiza formas, y el uso del color se convierte en el primer plano, tomos azules hasta casi tonos oscuros como el negro, combinados con amarillo fosforescente y púrpura, que son aplicados con una pincelada ligera, meticulosa y casi inapreciable, para crear una simple pintura de tonos planos, en los que el componente mágico domina sobre la representación de la realidad.